Lo que pasaron los dos españoles en su viaje hasta que llegaron al real
Estos dos esforzados y animosos españoles no solamente no huyeron el trabajo, aunque lo vieron tan excesivo, ni temieron el peligro, aunque era tan eminente, antes, con toda facilidad y prontitud, como hemos visto, se ofrecieron a lo uno y a lo otro, y así caminaron las primeras cuatro o cinco leguas sin pesadumbre alguna, por ser el camino limpio, sin monte, ciénagas ni arroyos y por todas ellas no sintieron indios. Mas, luego que las pasaron, dieron en las dificultades y malos pasos que al ir habían llevado, con atolladeros, montes y arroyos que salían de la ciénaga mayor y volvían a entrar en ella.
Y no podían huir estos malos pasos porque, como no había camino abierto ni ellos sabían la tierra firme, érales forzoso, para no perderse, volver siguiendo el mismo rastro que los tres días pasados al tino de lo que reconocían haber visto y notado a la ida.
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