Nacen crueles pendencias entre ellos y la causa por qué
Gonzalo Cuadrado Jaramillo y su compañero Francisco Muñoz, que dejamos caminando por la costa, no pararon en toda la noche y al amanecer llegaron a la boca del río de Pánuco, donde supieron que el gobernador y sus cinco carabelas habían entrado a salvamento y subían por el río arriba.
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