Dos entierros que hicieron al adelantado Hernando de Soto
La muerte del gobernador y capitán general Hernando de Soto, tan digna de ser llorada, causó en todos los suyos gran dolor y tristeza, así por haberlo perdido y por la orfandad que les quedaba, que lo tenían por padre, como por no poderle dar [la] sepultura que su cuerpo merecía ni hacerle la solemnidad de obsequias que quisieran hacer a capitán y señor tan amado.
Doblábaseles esta pena y dolor con ver que antes les era forzoso enterrarlo con silencio y en secreto, que no en público, porque los indios no supiesen dónde quedaba, porque temían no hiciesen en su cuerpo algunas ignominias y afrentas que en otros españoles habían hecho, que los habían desenterrado y atasajado y puéstolos por los árboles, cada coyuntura en su rama.
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