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Fairly Difficult

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Del trabajo incomportable que los treinta caballeros pasaron al pasar de la ciénaga grande

Pocas horas reposaron nuestros españoles sin sobresalto, aunque no causado de los enemigos sino del excesivo trabajo que por el camino habían padecido, y fue que, cerca de la media noche, uno de ellos, llamado Juan de Soto, que era camarada de Pedro Atienza, el que atrás dejamos enterrado, falleció casi repentinamente.
No faltó en la cuadrilla quien a todo correr saliese huyendo de ellos diciendo a grandes voces: «Voto a tal, que nos ha dado pestilencia, pues en tan breve espacio, y tan repentinamente, se han muerto dos españoles».