El cacique de Apalache, siendo tullido, se huyó a gatas de los españoles
Con gran contento y común regocijo se habían puesto a reposar y descansar nuestros castellanos, capitanes y soldados, entendiendo que el día venidero habían de volver a su capitán general con victoria y triunfo de llevarle todos los indios principales de aquella provincia reducidos a su amistad y servicio, con que todos pensaban quedar en paz y descanso, cuando se hallaron burlados de sus imaginaciones porque, luego que amaneció, se vieron sin el cacique y sin indio alguno de los pocos que con él habían ido.
De lo cual admirados, se preguntaron unos a otros qué se hubiese hecho, y todos respondían que no era posible sino que el indio hubiese conjurado los demonios y que ellos lo hubiesen llevado por los aires, porque, según las centinelas afirmaban, no había habido descuido alguno por do el cacique pudiese haber huido.
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