De la extraña batalla que los indios presos tuvieron con sus amos
Oída la voz del cacique, la cual, como dijimos, había dado a sus vasallos por seña de la desesperación que causó su muerte y la de todos ellos, sucedieron en el real entre indios y españoles lances no menos crueles y espantables que dignos de risa.
Porque, en oyendo el bramido del cacique, cada indio arremetió con su amo por le matar o herir, llevando por armas los tizones del fuego o las demás cosas que en las manos tenían, que, a falta de las que deseaban, convertían en armas ofensivas cuanto hallaban por delante.
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