La descendencia que ha quedado de la sangre real de los Incas
Muchos días después de haber dado fin a este libro nono, recibí ciertos recaudos del Perú, de los cuales saqué el capítulo que se sigue, porque me pareció que convenía a la historia y así lo añadí aquí.
De los pocos Incas de la sangre real que sobraron de las crueldades y tiranías de Atahuallpa y de otras que después acá ha habido, hay sucesión, más de la que yo pensaba, porque al fin del año de seiscientos y tres escribieron todos ellos a Don Melchior Carlos Inca y a Don Alonso de Mesa, hijo de Alonso de Mesa, vecino que fue del Cozco, y a mí también, pidiéndonos que en nombre de todos ellos suplicásemos a Su Majestad se sirviese de mandarlos exentar de los tributos que pagan y otras vejaciones que como los demás indios comunes padecen.
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