El precio de las puercas, a los principios, cuando las llevaron, fue mucho mayor que el de las cabras, aunque no supe certificadamente qué tan grande fue.
El cronista Pedro de Cieza de León, natural de Sevilla, en la Demarcación que hace de las provincias del Perú capítulo veinte y seis, dice: que el mariscal Don Jorge Robledo compró de los bienes de Cristóbal de Ayala, que los indios mataron, una puerca y un cochino en mil y seiscientos pesos, que son mil y novecientos y veinte ducados; y dice más, que aquella misma puerca se comió pocos días después en la ciudad de Cali, en un banquete en que él se halló; y que en los vientres de las madres compraban los lechones a cien pesos (que son ciento y veinte ducados) y a más.
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