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Testamento y muerte de Huayna Cápac, y el pronóstico de la ida de los españoles

Estando Huayna Cápac en el reino de Quitu, un día de los últimos de su vida, se entró en un lago a bañar, por su recreación y deleite; de donde salió con frío, que los indios llaman Chucchu, que es temblar, y como sobreviniese la calentura, la cual llaman Rupa (r blanda), que es quemarse, y otro día y los siguientes se sintiese peor y peor, sintió que su mal era de muerte, porque de años atrás tenía pronósticos de ella, sacados de las hechicerías y agüeros y de las interpretaciones que largamente tuvieron aquellos gentiles; los cuales pronósticos, particularmente los que hablaban de la persona real, decían los Incas que eran revelaciones de su padre el Sol, por dar autoridad y crédito a su idolatría.
Sin los pronósticos que de sus hechicerías habían sacado y los demonios les habían dicho, aparecieron en el aire cometas temerosas, y entre ellas una muy grande, de color verde, muy espantosa, y el rayo que dijimos que cayó en casa de este mismo Inca, y otras señales prodigiosas que escandalizaron mucho a los amautas, que eran los sabios de aquella república, y a los hechiceros y sacerdotes de su gentilidad; los cuales, como tan familiares del demonio, pronosticaron, no solamente la muerte de su Inca Huayna Cápac, mas también la destrucción de su real sangre, la pérdida de su Reino, y otras grandes calamidades y desventuras que dijeron habían de padecer todos ellos en general y cada uno en particular; las cuales no osaron publicar por no escandalizar la tierra en tanto extremo que la gente se dejase morir de temor, según era tímida y facilísima a creer novedades y malos prodigios.