Huayna Cápac manda hacer una maroma de oro; por qué y para qué
El poderoso Huayna Cápac, quedando absoluto señor de su Imperio, se ocupó el primer año en cumplir las obsequias de su padre; luego salió a visitar sus reinos, con grandísimo aplauso de los vasallos, que por doquiera que pasaba salían los curacas e indios a cubrir los caminos de flores y juncia, con arcos triunfales que de las mismas cosas hacían. Recibíanle con grandes aclamaciones de los renombres reales, y el que más veces repetían era el nombre del mismo Inca, diciendo: «¡Huayna Cápac, Huayna Cápac!», como que era el nombre que más lo engrandecía, por haberlo merecido desde su niñez, con el cual le dieron también la adoración (como a Dios) en vida.
El Padre Joseph de Acosta, hablando de este Príncipe, entre otras grandezas que en su loa escribe, dice estas palabras, libro sexto, capítulo veintidós: «Este Huayna Cápac fue adorado de los suyos por dios en vida, cosa que afirman los viejos que con ninguno de sus antecesores se hizo», etc.
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