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Del azogue, y cómo fundían el metal antes de él

Como en otra parte apuntamos, los Reyes Incas alcanzaron el azogue y se admiraron de su viveza y movimiento, mas no supieron qué hacer de él ni con él; porque para el servicio de ellos no le hallaron de provecho para cosa alguna; antes sintieron que era dañoso para la vida de los que lo sacan y tratan, porque vieron que les causaba el temblar y perder los sentidos.
Por lo cual, como Reyes que tanto cuidaban de la salud de sus vasallos, conforme al apellido Amador de Pobres, vedaron por ley que no lo sacasen ni se acordasen de él; y así lo aborrecieron los indios de tal manera, que aun el nombre borraron de la memoria y de su lenguaje, que no lo tienen para nombrar el azogue, si no lo han inventado después que los españoles lo descubrieron, año de mil y quinientos y sesenta y siete, que, como aquellas gentes no tuvieron letras, olvidaban muy aína cualquier vocablo que no traían en uso; lo que usaron los Incas, y permitieron que usasen los vasallos, fue del color carmesí, finísimo sobre todo encarecimiento, que en los minerales del azogue se cría en polvo, que los indios llaman ichma; que el nombre llimpi, que el Padre Acosta dice, es de otro color purpúreo, menos fino, que sacan de otros mineros, que en aquella tierra los hay de todas las colores.