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La conquista de la provincia Huacrachucu, y su nombre

El gran Túpac Inca Yupanqui (cuyo apellido Túpac quiere decir: el que relumbra o resplandece, porque las grandezas de este Príncipe merecieron tal renombre), luego que murió su padre se puso la borla colorada y, habiendo cumplido con sus obsequias y con las demás ceremonias y sacrificios que a los Reyes muertos les hacían, en que gastó el primer año de su reinado, salió a visitar sus reinos y provincias, que era lo primero que los Incas hacían heredando para conocer y ser conocidos y amados de sus vasallos, y para que así los concejos y pueblos en común, como los vecinos en particular, le pidiesen de más cerca lo que bien les estuviese; y también para que los gobernadores y jueces y los demás ministros de la justicia no se descuidasen o tiranizasen con la ausencia del Inca.
En la visita gastó largos cuatro años, y, habiéndola acabado y dejado los vasallos muy satisfechos y contentos de sus grandezas y buena condición, mandó por el año venidero levantar cuarenta mil hombres de guerra para pasar adelante en la conquista que sus pasados le dejaron instruido, porque el principal blasón de que aquellos Incas se preciaban, y el velo con que cubrían su ambición por aumentar su Imperio, era decir que les movía celo de sacar los indios de las inhumanidades y bestialidades en que vivían y reducirlos a vida moral y política y al conocimiento y adoración de su padre el Sol, que ellos predicaban por Dios.