Fiesta nocturna para desterrar los males de la ciudad
La noche siguiente salían con grandes hachos de paja, tejida como los capachos del aceite, en forma redonda como bolsas: llámanles pancuncu; duran mucho en quemarse.
Atábanles sendos cordeles de una braza en largo; con los hachos corrían todas las calles, hondeándolas hasta salir fuera de la ciudad, como que desterraban con los hachos los males nocturnos, habiendo desterrado con las lanzas los diurnos; y en los arroyos que por ella pasan echaban los hachos quemados y el agua en que el día antes se habían lavado, para que las aguas corrientes llevasen a la mar los males que con lo uno y lo otro habían echado de sus casas y de la ciudad.
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