Contrahacían de oro y plata cuanto había, para adornar las casas reales
En todas las casas reales tenían hechos jardines y huertos, donde el Inca se recreaba.
Plantaban en ellos todos los árboles hermosos y vistosos, posturas de flores y plantas olorosas y hermosas que en el reino había, a cuya semejanza contrahacían de oro y plata muchos árboles y otras matas menores, al natural, con sus hojas, flores y frutas: unas que empezaban a brotar, otras a medio sazonar, otras del todo perfeccionadas en su tamaño.
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