La huida del bravo Hancohuallu del Imperio de los Incas
De la manera que se ha dicho visitó este Inca otras dos veces todos sus reinos y provincias.
En la segunda visita sucedió que, andando en la provincia de los Chichas, que es lo último del Perú hacia el mediodía, le llevaron nuevas de un caso extraño, que le causó mucha pena y dolor, y fue que el bravo Hancohuallu, que dijimos fue Rey de los Chancas, aunque había gozado de nueve o diez años del suave gobierno de los Incas, y aunque de sus estados y jurisdicción no le habían quitado nada, sino que se era tan gran señor como antes y el Inca le había hecho todo el regalo y buen tratamiento posible, con todo eso, no pudiendo su ánimo altivo y generoso sufrir ser súbdito y vasallo de otro habiendo sido absoluto señor de tantos vasallos como tenía, y que sus padres y abuelos y antepasados habían conquistado y sujetado muchas naciones a su estado y señorío, particularmente los Quechuas, que fueron los primeros que dieron el socorro al Inca Viracocha, para que él no alcanzase la victoria que esperaba, y que al presente se veía igual a todos los que había tenido por inferiores, y le parecía, según su imaginación y conforme a buena razón, que por aquel servicio que sus enemigos hicieron al Inca eran más queridos y estimados que no él, y que él había de ser cada día menos y menos, desdeñado de estas imaginaciones, que a todas horas se le representaban en la fantasía, aunque por otra parte veía que el gobierno de los Incas era para someterse a él de su voluntad todos los potentados y señoríos libres, quiso más procurar su libertad, desechando cuanto poseía, que sin ella gozar de otros mayores estados.
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