A falta de los hijos de la legítima mujer, era ley que podía heredar el mayor de los legítimos en sangre, como heredó Manco Inca a Huáscar, como se dirá en su lugar, y así sucesivamente los demás a falta del mayor, y en ninguna manera se permitía heredar alguno de los bastardos.
Y no habiendo hijo legítimo en sangre, volvía la herencia al pariente varón legítimo más cercano.
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