De otras mujeres que guardaban virginidad y de las viudas
Demás de las vírgenes que entraban en los monasterios de recogimiento a profesar perpetua virginidad había muchas mujeres de sangre real que en sus casas vivían en recogimiento y honestidad, con voto de virginidad, aunque no de clausura; porque no dejaban de salir a visitar las parientas más cercanas en sus enfermedades y partos, y cuando trasquilaban y ponían el nombre a los primogénitos.
Estas eran tenidas en grandísima veneración por su castidad y limpieza y por excelencia y deidad las llamaban Ocllo, que era como nombre consagrado en su idolatría.
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