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Moderate

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Redúcense tres provincias, conquístanse otras, llevan colonias, castigan a los que usan de veneno

Esta fábula, y el auto de la piedad y clemencia del Príncipe, se divulgó por las naciones comarcanas de Hatunpacassa, donde pasó el hecho, y causó tanta admiración y asombro, y por otra parte tanta afición, que voluntariamente se redujeron muchos pueblos y vinieron a dar la obediencia al Inca Mayta Cápac, y le adoraron y sirvieron como a hijo del Sol, y entre otras naciones que dieron la obediencia fueron tres provincias grandes, ricas de mucho ganado y poderosas de gente belicosa, llamadas Cauquicura, Mallama y Huarina, donde fue la sangrienta batalla de Gonzalo Pizarro y Diego Centeno.
El Inca, habiendo hecho mercedes y favores, así a los rendidos como a los que vinieron de su grado, volvió a pasar el desaguadero hacia la parte del Cozco, y desde Hatun Colla envió el ejército con los cuatro maeses de campo al poniente de donde estaba, y les mandó que, pasando el despoblado que llaman Hatunpuna (hasta cuyas faldas dejó ganado el Inca Lloque Yupanqui), redujesen a su servicio las naciones que hallasen de la otra parte del despoblado, a las vertientes del Mar del sur.