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Moderate

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En donde el lector conocerá a la verdadera heroína de esta no menos verdadera historia

Serían las cinco de la tarde cuando una modesta carroza se detuvo en la gran puerta de la casa de la calle de la Celada. Un escudero puso el estribo y una dama, seguida de dos dueñas, descendió del coche y se dirigió a la escalera principal.
Los lacayos y los palafreneros que andaban por el patio, se descubrieron respetuosamente; la dama subió las escaleras y penetró en las habitaciones que estaban al extremo de un corredor sombreado por naranjos y limoneros plantados en magníficos tibores de China.