Luisa quedó gimiendo en su calabozo. Veamos ahora lo que había acontecido con Blanca y con don Pedro de Mejía.
El licenciado Vergara tan luego como salió de la Inquisición se dirigió a la Audiencia y envió a llamar al alcalde, ordenándole que a la medianoche enviase a la Inquisición una ronda que fuese a recoger una mujer que en aquellas cárceles debían entregar, y que esa mujer fuese puesta en un separo y con toda clase de consideraciones. Después de esto escribió a don Melchor Pérez de Varais todo lo acontecido, preguntándole, supuesto que tenía tanto deseo de servirle, qué quería que se hiciese con su Luisa.
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