Don Guillén volvió a encontrarse en la oscuridad de su calabozo, y los recuerdos de su fuga le parecían como los de un acontecimiento que hubiera pasado muchos años atrás, o que no hubiera sido más que soñado.
Pero perdidas ya todas sus ilusiones, desvanecidas ya todas sus esperanzas, el vacío de su corazón le pareció espantoso.
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