Mientras llegaba el consultor don Juan Manuel, los inquisidores pasaron a registrar el calabozo que habían ocupado los prófugos.
El alcaide, temblando, les guiaba en aquella peregrinación; y comenzaron las pesquisas de los jueces, dando por inmediato resultado el poderse explicar satisfactoriamente cómo se había efectuado la evasión.
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