Don Guillén se internó en la ciudad y llegó sin detenerse hasta pararse enfrente de la casa en que vivía doña Fernanda cuando a él le redujeron a prisión.
-Quizá esta casa estará como en otros tiempos. Doña Fernanda no era tan anciana que no hubiera podido vivir ocho años: ¡los viví yo que tanto he sufrido!
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