Necesariamente los descubrimientos hechos por el virrey y el visitador, merced a la activa policía de don Baltasar de Salmerón, en nada dulcificaron la suerte de don Leonel y de su padre.
Encerrados en un cuarto de la cárcel, veían pasar los días, don Nuño renegando y desesperado, y melancólico y resignado don Leonel.
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