Cuéntase lo que hablaron don Leonel y doña Juana de Carbajal
Asentóse doña Juana en un sitial y en otro inmediato don Leonel. Estaban enteramente solos en la biblioteca: el silencio era tan profundo que podía oírsele, y la escena estaba alumbrada por un gran candil de bronce colocado sobre la mesa y que reflejaba su vacilante resplandor sobre los viejos libros forrados en pergamino y sobre los encendidos colores de los vestidos y mantos de plumas que pendían de las paredes.
Don Leonel esperaba con impaciencia que comenzase a hablar doña Juana, en tanto que ella, apoyando su brazo en el del sitial y absorta en sus meditaciones, parecía haberse olvidado de que no estaba sola.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.