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Fairly Easy

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En donde se prueba que los que andan siempre juntos no son siempre buenos amigos

Doña Catalina de Armijo era una hermosa dama que vivía por una de las calles que estaban cerca del monasterio de Santo Domingo.
Doña Catalina vivía con su madre, una anciana como de 54 años. Ni a la madre ni a la hija se les habían conocido nunca bienes de fortuna; pero ellas habían vivido siempre con cierto lujo, merced, según decía el vulgo, a las condescendencias de la vieja y a la arrogante figura de Catalina.