Continúase tratando de la misma materia que en el anterior
El padre Salazar tomó su sombrero y salió de la casa de doña Esperanza verdaderamente satisfecho; entreveía ya la felicidad para su hermano y aquella joven a quien amaba como si hubiera formado siempre parte de su misma familia.
Llegó así hasta su casa y se dirigía al cuarto de don Leonel, cuando de la puerta de una de las habitaciones que había en el corredor, oyó que le llamaban.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.