Donde se prueba que la causa más mala tiene siempre modo de ser defendida
Doña Esperanza regresó a su casa y Martín, lleno de satisfacción, fue en la misma tarde a dar parte de lo ocurrido a don Leonel y al padre Salazar.
Doña Esperanza había quedado sola con la muda y cerca de las oraciones de la noche se presentó un caballero seguido de otras dos personas, haciéndose anunciar como un escribano que tenía que hacer una importante notificación a Esperanza.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.