Mientras esto pasaba, don Justo no podía sosegar, meditando un plan para hacer que desapareciera don Enrique, a fin de que quedase como heredero del título y de las riquezas de los condes de Torre-Leal el hijo de su hermana.
Don Justo miraba mucho en el porvenir; el conde era viejo y podía tardar mucho en morir; faltando don Enrique, su sobrino sería el heredero, y entonces indudablemente don Justo sería llamado a la administración de todos aquellos bienes por su misma hermana Guadalupe, y esto era para él como fijar un clavo de oro en la rueda de la fortuna.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.