Una de las habitaciones más suntuosas entre las que habían construído en México los conquistadores españoles y sus descendientes, era sin duda la que ocupaban los condes de Torre-Leal.
Como todas, aquella aristocrática residencia estaba situada en la calle real de Ixtapalapa, que eligieron entre todas las de la ciudad los nuevos señores para levantar aquellos edificios que se llamaban en México modestamente casas, y que hubieran en otra parte podido apellidarse palacios.
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