Como lo había anunciado Morgan, los habitantes de la isla Española vieron llegar a sus costas una poderosa escuadra con la bandera de Castilla, y convoyando algunos navíos mercantes que llevaban destino a Nueva España.
La escuadra debía detenerse allí muy poco tiempo, porque según se susurraba, el almirante tenía orden de buscar aquellas aguas para perseguir y ahuyentar a los piratas que hostilizaban a los buques españoles.
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