Antes de amanecer, la familia estaba ya en movimiento, ensillados los caballos, que se reducían a dos, flacos y con malísimos atalajes, y listos dos burros, en los que iba el equipaje de la compañía, cuerdas, algunos lienzos de telón para los entremeses y la microscópica batería de cocina.
Quedó decidido en consejo pleno, que Alejandra seguiría con ellos, para ver en México si llegaba a encontrar un amparo en su orfandad: ¡la pobre niña había quedado tan sola sobre la tierra!
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.