Quizá, alguno, al leer estas relaciones de sufrimientos y abnegación, piense que son las visiones de un sueño, de un cerebro calenturiento; pero no; desgraciadamente nada hay en esto de exagerado; es quizá una sola de las espinas de esta punzante corona que ciñó el pueblo en los días de su calvario.
Aún hay mucho que referir, aún hay mucho que saber.
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