Cada momento era más comprometida la situación de Jorge. Alejandra, devorada ya por los celos, exigía con la imprudencia natural en las mujeres que están en esa disposición de ánimo, que su novio se apartase de la amistad de la familia Murillo.
Elena no le había dicho nada absolutamente, pero aquel sentimiento reconcentrado varió su carácter de tal manera, que sus padres y sus hermanos mismos comenzaron a notar esa variación.
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