Cacomixtle llegó de vuelta a la casa cerca del anochecer.
Don Celso no había salido, y parecía dispuesto a no salir, porque había dejado la levita, poniéndose el chaquetón de dril blanco que le servía como de bata, y unas viejas chinelas de orillo.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.