Pocas horas antes de los sucesos referidos, se detenían algunos hombres frente a la ventana donde hemos visto hablar a Tetzahuitl con Isabel Dorantes. Eran todos ellos de mala catadura, si se juzga por los remiendos de las capas, las botas viejas de vaqueta, los sombreros gachos tocándose con el embozo, y las precauciones que tomaban para amortiguar el eco de sus pasos.
-¿Habremos llegado tarde? -preguntó uno de aquellos.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.