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Fairly Easy

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Donde el sagaz lector descubrirá que un nuevo personaje se mezcla en los asuntos de esta historia

Daban las once de la noche -¿adónde?-, alguna vez tendremos que aclarar este punto. Baste saber que era muy entrada la noche del 3 de enero de 1525. Un silencio casi pavoroso envolvía con las sombras la ciudad de México, y el viento (ese tesoro de los narradores de cosas lúgubres) lanzaba dilatados mugidos, haciendo estremecer las puertas y crujir los techos.
Dos nuevos ruidos vinieron a mezclarse a los de la noche. Unas pisadas que resonaron a lo lejos, y casi al mismo tiempo el rechinar de una ventana que se abría sobre la calle. A poco las pisadas se hicieron más sonoras; una lámpara tenida por un brazo asomó por la ventana, y apagada inmediatamente por el aire, su pabilo se deshojó como una flor, dejando volar algunas chispas que se perdieron en las tinieblas.