Transcurrió cerca de media hora de esta manera, sin que el silencio fuera interrumpido más que por el chisporroteo del fuego y por algún suspiro ahogado de Tetzahuitl.
Por fin, el joven levantó la cabeza y miró al anciano.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.