En que se da razón de doña Laura, de doña Inés y de don Lope de Montemayor
Entró en la mañana don Gonzalo de Casaus, a la casa de don Lope de Montemayor y sin preguntar al portero, tal era la seguridad que tenía de encontrar al joven, subió la escalera, penetró en la antesala que encontró abierta y llegó a la sala en que acostumbraba recibirle don Lope, creyendo hallarle allí.
No se engañó, don Lope se paseaba con la cabeza inclinada, estaba sumamente pálido y sus ojos rodeados de un círculo azulado, indicaban que había pasado una mala noche.
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