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Fairly Easy

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Cómo don Lope comienza a vislumbrar algo del paradero de doña Laura

El Tapado seguía moribundo en su calabozo; la Audiencia considerándolo ya como una presa segura, había cesado de hostilizarlo, esperando que su Divina Majestad fuera servida de llamarle a sí, o que le diese su completa salud para poder ahorcarle descansadamente y con toda la pompa necesaria, a fin de hacer un ejemplo saludable para todos los que en lo sucesivo pudieran pensar algo contra los reales derechos de su rey y señor.
Sin embargo de esto, don Frutos no dejaba de seguir la pista a la conspiración que tanto le había desvelado, y en la que creía indudablemente encontrar complicado al virrey.