De cómo el Señorito probó que era hombre que sabía cumplir sus promesas
Doña Inés de Medina se retiró a su aposento dejando cerrada la bodega en que tenía a doña Laura.
Pero llevaba en la mano la profunda mordedura de la emparedada, y esto era verdaderamente una enfermedad que nada tenía de ligera; al día siguiente tuvo calentura y la fue necesario ocurrir a un médico.
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