De lo que pretendía doña Inés de doña Laura, y de lo que consiguió
Subía rápidamente el muro que fabricaban los criados de doña Inés de Medina, y llegó por fin a no dejar descubierto más que el rostro de doña Laura. Entonces don Guillén, que presenciaba silenciosamente la operación, hízoles señal de que se retirasen, y quedó sólo con la emparedada.
Doña Laura no gemía; miraba sólo con asombro al Señorito, que permanecía en pie delante de ella, cubierto el rostro con el antifaz de terciopelo y teniendo en la mano el farol que había alumbrado la operación.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.