El lector, el benévolo lector, que hasta este capítulo habrá tenido la paciencia de seguir nuestro relato, ha visto a Concha desbarrancarse; y acaso juzgue por lo mal pergeñado de lo escrito hasta aquí, que el autor tiene más parte que las circunstancias en ese desbarrancamiento.
Pero ¡lejos de nosotros tan dañada intención! Y para probar que sólo copiamos, hacemos en seguida algunas anotaciones.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.