De cómo una gallina vieja puede hacer un mal guisado
De intento desistimos de pintar con pormenores la tumultuosa escena que tuvo lugar en la casa de doña Lola, cuando las visitas se hubieron retirado.
Aquello a que doña Lola llamaba comerse el gallo, había sido por parte de la madre de Concha la reprensión más severa, más cruel y más impertinente que pueda darse.
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