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Very Easy

Sries: Tablado de marionetas para educación de príncipes
APOSTILLÓN
CORTE ISABELINA. BEFA SEPTEMBRINA. FARSA DE MUÑECOS. MALICIOSOS ECOS
DE LOS SEMANARIOS REVOLUCIONARIOS LA GORDA LA FLACA Y GIL BLAS.
MI MUSA MODERNA ENARCA LA PIERNA, SE CIMBRA, SE ONDULA, SE COMBA, SE
ACHULA CON EL RINGORRANGO RÍTMICO DEL TANTO Y RECOGE LA FALDA DETRÁS
PERSONAJES
LA REINA
EL REY CONSORTE
LUCERO, MANOLO COMPADRE DE LA REINA
MARI-MORENA, AZAFATA
EL GRAN PREBOSTE
UN ESTUDIANTE SOPISTA
DON GARGARABETE, MARQUES LECHUGINO, AMANTE DE LA REINA
DON TRINITO, GENTILHOMBRE DEL REY
TORROBA, JOROBADO GUITARRISTA, FAVORITO DEL REY
EL ESTUDIANTE CON DISFRAZ DE LEGO
LA INFANTA FRANCISCA
EL MAYOR GENERAL DON TRAGATUNDAS
EL INTENDENTE DEL REY
DON CAMARISTAS DE LA REINA
DOS DAMAS DE LA INFANTA
RONDA DE MAJOS CALAMOCANOS
JORNADA PRIMERA
DECORACIÓN
EN VERDE Y ROSA, UNA FLORESTA DE JARDINES Y SURTIDORES. LOS VIOLINES DE LA ORQUESTA HACEN PAPEL DE RUISEÑORES
CALA LA LUNA LOS FOLLAJES. Y ALBEA EL PALACIO REAL, QUE ACROBÁTICO EN LOS MIRAJES DEL LAGO, DA UN SALTO MORTAL
(UN MANOLO Y UNA AZAFATA CONVERSAN BAJO LOS NEGRILLOS DEL JARDIN. Y DAN SERENATA EN EL FONDO, RANAS Y GRILLOS.)
LUCERO DEL ALBA:
¡Conque está la señora soberana,
mi comadre, tan guapa y repolluda!
¿Y hay novedades?
MARI-MORENA:
Para la semana,
mediante Dios, saldremos de la duda.
LUCERO DEL ALBA:
Pues que nos traiga un Príncipe.
MARI-MORENA:
¡Así sea!
LUCERO DEL ALBA:
Recibido el recado, acá me vine.
¿Qué se ocurre?
MARI-MORENA:
Tuvimos una idea.
LUCERO DEL ALBA:
Puede que sin decirla la adivine.
MARI-MORENA:
¡Vaya que no!
LUCERO DEL ALBA:
Me llama la Señora,
porque sabe que en mí tiene un templado,
que carga su trabuco en toda hora
para ella. ¿Es verdad? ¿Fué bien hablado?
MARI-MORENA:
¡Chapión, hablaste como un loro viejo!
LUCERO DEL ALBA:
No me hagas cambalaches con el nombre.
El que llaman Chapión es un pendejo,
y Lucero del Alba todo un hombre.
MARI-MORENA:
Perdona, Chapión.
LUCERO DEL ALBA:
¡No haya un disgusto!
MARI-MORENA:
Antoja ir de mantón a la verbena
la Señora.
LUCERO DEL ALBA:
¡La Reina es de mi gusto!
¿Y cuál es mi incumbencia en la faena?
MARI-MORENA:
Luego dispone ir de tapadillo
a un baile de candil.
LUCERO DEL ALBA:
¡Viva la Pepa!
MARI-MORENA:
¿Tú tienes quien nos guarde?
LUCERO DEL ALBA:
El Tempranillo,
el Zaino, el Mengue, el Toño y Paco Chepa.
Los de siempre. ¡La flor!
MARI-MORENA:
¡Tenlo secreto!
LUCERO DEL ALBA:
Como el dar pasaporte a un cristiano.
MARI-MORENA:
Y para no olvidarte del respeto,
hay que ver de no estar calamocano.
LUCERO DEL ALBA:
Mari-Morena, deja que presuma
un poco, al escuchar tus dicharachos.
El Lucero del Alba, si se ajuma,
es más fino que el Rey de los gabachos.
¿Y cuál baile ha de ser el preferido?
MARI-MORENA:
El que vieras mejor.
LUCERO DEL ALBA:
¡Todos son buenos!
El del Rango, el Manolo, el Buen Cumplido.
No faltan en ninguno calvatruenos.
(EL fraque azul abotonado, media guedeja,
y la gavina derribada sobre la oreja,
pintando chirlos en el aire con el bastón,
hace su entrada el Gran Preboste: Un fantasmón.)
MARI-MORENA:
Yo me najo. Pudiera el Gran Preboste,
si en conversa nos ve, caer de la luna.
Caso de preguntar, ni oste ni moste.
LUCERO DEL ALBA:
¡De mí nadie sacó verdad alguna!
(TOSE su excelencia, un ojo guiñado
bajo la humareda de su tagarnina.
Con toses, Lucero se marca, y alzado
el catite, a Su Excelencia se avecina.)
EL GRAN PREBOSTE:
¡Tú por acá!
LUCERO DEL ALBA:
Me tira aquella prenda,
la ando por camelar, y es piedra dura,
lleva sobre los ojos una venda,
y no sabe apreciar esta pintura.
(EL talle ondulante,
con ondulaciones
de gata, y pimpante
ritmo de tacones,
huye la azafata,
y su risa fresca
en la escalinata
trina picaresca.)
EL GRAN PREBOSTE:
¿Y aquellos barrios, cómo están?
LUCERO DEL ALBA:
Lo mismo
que una balsa de aceite.
EL GRAN PREBOSTE:
¿No hay barruntos
de jollín?
LUCERO DEL ALBA:
Al que chiste lo descrismo,
y me engraso las botas con sus untos
EL GRAN PREBOSTE:
Si algo observas.
LUCERO DEL ALBA:
No tenga usía canguelo.
EL GRAN PREBOSTE:
¿Allí nadie conspira?
LUCERO DEL ALBA:
Por ahora
en su olivo se está cada mochuelo.
Saben que es mi comadre la Señora.
¿Quiere usía un cigarro? Es contrabando
de Gibraltar. ¡Tabaco peluquilla!
EL GRAN PREBOSTE:
¡Precisamente yo lo estoy buscando!
¡Procúrame una buena pacotilla!
No quiero despistarte de la caza
amorosa que sigues.
LUCERO DEL ALBA:
Se agradece.
EL GRAN PREBOSTE:
Cuando observes jaleo por la plaza
de Antón Martín, me avisas.
LUCERO DEL ALBA:
¡Me parece!
(SALUDA y se aleja Lucero
con marchoso compás de pies,
apretándose pinturero
a la cintura el marsellés.)
(REVOLANTE el suelto manteo
y al aire el tricornio, un sopón
salta a la arena del paseo
con flexible genuflexión.)
EL SOPÓN:
Perdone Su Excelencia si interrumpo el discurso
genial de sus ideas y en falta soy incurso.
Pero el ser pretendiente justifica mi falta,
que la liebre se ha de matar en donde salta.
EL GRAN PREBOSTE:
¿Tú me tomas por liebre?
EL SOPÓN:
Metafóricamente.
EL GRAN PREBOSTE:
Prescinde de metáforas para ser pretendiente.
EL SOPÓN:
Al colgarme ese mote, también fui metafórico.
EL GRAN PREBOSTE:
¡Plaga de Salamanca es tu verbo retórico!
EL SOPÓN:
¡No olvidemos Sevilla!
EL GRAN PREBOSTE:
¿Eres tú sevillano?
EL SOPÓN:
Bautizado en la misma pila que Cayetano.
Bachiller in utroque.
EL GRAN PREBOSTE:
¡Sopón! Y a lo que veo,
por alcanzar la sopa, arrastras el manteo.
Despacha en tres palabras tu pretensión, taimado.
EL SOPÓN:
En tres palabras solas: ¡Quiero un arzobispado!
EL GRAN PREBOSTE:
¡De oír tal insolencia, mi bastón se enarbola
para romperte el cráneo!
EL SOPÓN:
¡Es muy dura esta bola!
EL GRAN PREBOSTE:
Sal de aquí, que pudiera costarte tu insolencia
tratos con el verdugo.
EL SOPÓN:
Espere Su Excelencia
que exponga mis razones, y verá si hay pupila
al pretender el arzobispado de Manila.
EL GRAN PREBOSTE:
¡Sin duda que eres loco!
EL SOPÓN:
¡Loco! ¡Y la sinecura
pretendo de una mitra!
EL GRAN PREBOSTE:
¡Ahí está tu locura!
EL SOPÓN:
Repasad este escrito.
EL GRAN PREBOSTE:
¿Quién lo firma?
EL SOPÓN:
Paquita.
EL GRAN PREBOSTE:
¡El nombre de la Reina!
EL SOPÓN:
Da en la carta una cita.
EL GRAN PREBOSTE:
¡Nunca tuvo estos rasgos la real escritura!
¡A voces pide un trato de cuerda tu impostura!
EL SOPÓN:
Ese papel es copia.
EL GRAN PREBOSTE:
¡Qué cosas la Señora
escribe! ¡Reconozco su pluma pecadora!
EL SOPÓN:
Ese papel, trasunto de otro puesto en recaudo,
si merece la mitra, declare vuestro laudo.
EL GRAN PREBOSTE:
No te daré la mitra, pero haré tu fortuna,
si esa carta me entregas.
EL SOPÓN:
¡Yo sueño con la luna!
¡Sólo os daré la carta vestido de encarnado!
EL GRAN PREBOSTE:
¡No admito condiciones, cuando estoy enfadado!
¡Entrégame esa carta!
EL SOPÓN:
¡A cambio del anillo!
EL GRAN PREBOSTE:
¿Pero estás ordenado?
EL SOPÓN:
¡He sido monaguillo!
Con el tricornio llevo oculta la tonsura.
EL GRAN PREBOSTE:
Dame la carta, deja dormir esa locura,
y no quieras que en una mazmorra te sepulte.
¿En dónde está esa carta?