Page 1 of 2
1,361
147
Easy

AUTO PARA SILUETAS
DRAMATIS PERSONAE

EL PADRE VERITAS

PINTO VIROQUE

VACA RABIOSA

CARIFANCHO

EL SORDO DE TRIANA

PATAS LARGAS

EL CAPITAN
ACTO ÚNICO
(QUIEBRAS de Sierra Morena. Un sésamo que llaman en romances de
la caldea, Cueva del Rey Moro. Capítulo de bandoleros. Sorda disputa que
alumbra una tea con negro y rojo tumulto: Las cristalinas arcadas se
atorbellinan de maravillosos reflejos, y el esmalte de una charca azul
tiene ráfagas de sangre. A la boca del sésamo, con el oído en la tierra,
vigila una sombra. En la fábula de luces acciona y gesticula el ruedo
moreno de los caballistas. Sobre el limite de la charca, el bulto de un
hombre se acerca bordeando el añil esmalte estremecido de tornasoles. Se
revela tras el ojo de una linterna. Diluvio de iris cae de las
cristalinas arcadas sobre el obscuro ruedo. El padre Veritas -achivado,
zancudo, barbas capuchinas, muchos escapularios al pecho, sayal de
ermitaño- se acomoda despacio sobre unas jalmas que descuelga del
hombro, y bate el yesquero:)
PADRE VERITAS.- No más solicita que dos gracias, si
se está en darle mulé: Un confesor para sus pecados y dormir con la
parienta antes de diñarla.
PINTO VIROQUE.- ¡Vaya un relajo! ¡Le apetece la fornicación y está con un pie en el finibusterre!
PADRE VERITAS.- Su pío no se sale de lo que autoriza el Sacramento.
PINTO VIROQUE.- ¡Buena cosa le acuerda en una hora tan negra!
VACA RABIOSA.- ¿Pero sabe, acaso, lo que propone
ese marrajo? Aun dando de mano a la dormida, que no es para considerado,
tampoco se puede tramitar el otro antojo. ¡Un confesor!. No estaría
malo, que debe tener un disforme costal de pecados sobre su conciencia.
¿Pero dónde se encuentra un padre cura, que aluego no lo divulgue y nos
apareje un estropicio?
CARIFANCHO.- Un padre cura, en un santiamén se ordena, y solamente es menester una navaja barbera para abrirle la corona.
VACA RABIOSA.- ¿Y la parienta, vas tú por ella?
PINTO VIROQUE.- El fornicio es gollería y relajo, y
no considerar la hora tan negra de la muerte, cuando va a comparecer en
la divina Audiencia. ¡Ni le valdría haberse confesado!
EL SORDO DE TRIANA.-
(VEJETE flamenco, tufos de ceniza, patas de alambre, un chirlo de
oreja a oreja inmoviliza su magra figura en un nicho, sobre los límites
azules de la charca. Carifancho se acerca, le sacude, le grita con la
boca sobre la oreja.)
CARIFANCHO.- ¿Vamos estando más conforme, maestro?
EL SORDO DE TRIANA.- ¡Sois unos valientes!
CARIFANCHO.- ¿No cambia usted de tocata?
EL SORDO DE TRIANA.- ¡Leche!
CARIFANCHO.- ¡Tiene usted un genio muy condenado!
EL SORDO DE TRIANA.- ¡Tu madre!
(LA rueda brigantona celebra con risas la torcida suspicacia del
vejete. El señor Frasquito, con dos vueltas de cadena al cuello,
esposadas las manos y apretada a los ojos una venda, aun exprime su
terne actitud de rufo garitero. Carifancho le hace una mamola:)
CARIFANCHO.- ¡No falte usted, maestro!
EL SORDO DE TRIANA.- ¡Ya te he dicho que la tuya!.
CARIFANCHO.- ¡Correspondencia, maestro, que le tenemos a usted en palmitos y usted no lo agradece!
EL SORDO DE TRIANA.- ¡La que te ha parido!
CARIFANCHO.- Señor Frasco, para cuándo deja usted los cumplimientos?
(EL sordo escupe despectivo. Carifancho tira del cigarro y vierte
el humo a estilo ceutí, bajo las narices del terne, que lo recoge
adusto con encubierto goce. El ruedo de bandoleros, al otro borde,
apostilla y chunguea:)
PATAS LARGAS.- Y tan puesto en negar como un canto de un río.
PINTO VIROQUE.- ¡Vaya rejo!
VACA RABIOSA.- ¡Hombres así, sólo para amigos! Tanicuanto se ponen contrapunteados, hay que darles pasaporte.
PATAS LARGAS.- ¡Un gachó aguantando mancuerda!
VACA RABIOSA.- ¡Mala centella le abrase la lengua! Acá, tanto sellar el pío, y por fuera tan ocurrente para los vellerifes.
PINTO VIROQUE.- ¡La avaricia!
CABIFANCHO *CARIFANCHO*.- ¡Vete a saber que no haya sido mala sangre toda la faena!
VACA RABIOSA.- El hombre cabal, que tiene con otro
un alzapié, lo busca donde sea, y por delante o por detrás le suministra
el santo óleo. Es el consiguiente cuando al hombre se le pone una venda
de sangre, y por algo se dice que es un soplo la vida. ¡Pero el
berrearse y renegar de la cofradía, no hay ofuscación que lo justifique,
caballeros! Esa mala faena pide pena de muerte.
PATAS LARGAS.- Hay que no acelerarse. Hoy le
pasaportamos, y mañana puede acontecer que aparezca más limpio que una
patena. Casos se han dado. Yo le he puesto los cabestros, he oído sus
descargos. Compadres, el rejo con que niega me ha puesto en recelo. ¡A
ver si hemos equivocado el rastro!
PINTO VIROQUE.- ¡No iba a entonar la solfa como un chivato novatón!
(CARIFANCHO repite los chupetones al cigarro y vierte el humo
bajo la nariz del cautivo, que lo aspira sin mudar el gesto,
inmovilizado el cordobán de la máscara en una mueca de terne desdén.)
EL SORDO DE TRIANA.- Tabaco de contrabando.
CARIFANCHO.- ¡De primera!
EL SORDO DE TRIANA.- ¡Gibraltarino!
(EL señor Frasquito acentúa su gesto de vinagre, bajo el negro
tachón de la venda que le tapa los ojos. Carifancho, por acabar de
domesticarle, le pone el cigarro en la boca.)
CARIFANCHO.- ¡Maestro, es usted una ortiga!
EL SORDO DE TRIANA.- Por la otra oreja, si quieres que te oiga alguna cosa.
(CARIFANCHO, con un guiño, cambia de terrenos y le vocea.)
CARIFANCHO.- Maestro, usted aún no sabe cómo acá se
le aprecia. Ahí tiene usted a esos chavales, confusos con tantas pompas
fúnebres como quieren hacerle.
VACA RABIOSA.- Ponle al corriente de que estamos
tramitándole la esquela mortuoria, para que salga en el «Boletín
Oficial» de la provincia. El ilustrísimo gobernador no dejará dé darla
curso.
(EL señor Frasquito escupe la colilla y remeje los labios quemados. Carifancho le berrea en la oreja:)
CARIFANCHO.- ¿Maestro, le parece a usted poner en la esquela mortuoria como primer testamentario al balicho de Córdoba?
EL SORDO DE TRIANA.- Ilustrisimo señor don Juan Aguirre y Cendoya. Podéis ponerlo.
CARIFANCHO.- Ya comienza usted a estar ocurrente.
PATAS LARGAS.- ¡Nos lo habían cambiado!
VACA RABIOSA.- Entérale de que solamente cantando por todo lo alto le daremos indulto.
CARIFANCHO.- Maestro, es una desaborición que usted no quiera gargarizar para quitarse la ronquera.
EL SORDO DE TRIANA.- Es crónica.
CARIFANCHO.- Pruebe usted a desarrugar el galillo con un trago.
EL SORDO DE TRIANA.- Venga.
CARIFANCHO.- ¿De qué lo prefiere usted?
EL SORDO DE TRIANA.- Quitado él agua, todo es bueno.
VACA RABIOSA.- ¡Ahí va la pellejuela!
(LA envía por los aires el compadre, y al vuelo la recibe el
otro, que, luego de darle un tiento, guiña el ojo, socarrón, arrimándola
a la boca del señor Frasquito Manchuela. Glogotea la nuez del rufo
vejete.)
EL SORDO DE TRIANA.- De Moriles, con tres años de madera.
PATAS LARGAS.- ¡Buen catador!
PINTO VIROQUE.- Algún parentesco le toca con los mosquitos.
CARIFANCHO.- ¿Otro latigazo, maestro?
EL SORDO DE TRIANA.- A luego.
CARIFANCHO.- Señor Frasquito, vamos con otro para acabar de desarrugar el pendolín. ¡Hale!
EL SORDO DE TRIANA.- Pollo, mi ronquera es de nacimiento.
CARIFANCHO.- ¿Renuncia usted a tirarse otro trago?
EL SORDO DE TRIANA.- Por ahora.
CARIFANCHO.- El arzobispo de Sevilla repite hasta tres veces cuando celebra la misa con este mostillo.
EL SORDO DE TRIANA.- Andará todo el día con la mitra ladeada.
CARIFANCHO.- Sin duda.
EL SORDO DE TRIANA.- ¿Y canta en el coro?
CARIFANCHO.- ¡Como un jilguero!
PADRE VERITAS.- ¡Caballeros, casi podíamos darle un bromazo pintándole un padre cura!
VACA RABIOSA.- ¿Adonde vas tú con esa gachapla?
PADRE VERITAS.- El señor Frasquito pide confesión, y
negarle ese pasaporte es contra ley de Dios. Me hacéis la corona, y en
un santiamén le arregla menda la cuenta de pecados.
PINTO VIROQUE.- ¡No estaría malo meterle la ganzúa!
VACA RABIOSA.- ¿Sabes tú los latines de la faena, padre Veritas?
PADRE VERITAS.- Tengo completos los estudios de Teologia. Tres años he sido monago.
PINTO VIROQUE.- Padre Veritas, yo te hago la corona, que estoy recibido de los estudios de barbero.
PATAS LARGAS.- Señor Frasco es muy tuno para que no desconfíe.
PADRE VERITAS.- El dársela corre de mi cargo. Sobre
que en caso de apuro, cualquier hombre o mujer está capacitado para
administrar los Sacramentos. ¡Dóminus Vobiscum! Hazme la tonsura,
hermano Viroque. Hijo Carifancho, sostén en alto la linterna. ¡Dóminus
tecum! ¡Refugium pecatorum! ¡Gloria Patri!
PINTO VIROQUE.- ¡Vamos a ello!
(DESENFUNDA una navaja barbera, y la pasa en la correa del
retaco. El padre Veritas, sentado sobre las jalmas, se colocaba un duro
en la coronilla.)
PADRE VERITAS.- Al tamaño de este chulí.
PATAS LARGAS.- Lúcete, Viroque.
VACA RABIOSA.- Padre Veritas, a ver cómo empapas al morlaco en el engaño y le haces cantar.