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¡Romántica casa de fieras
Del buen Retiro, he vuelto a ver
La alegría de tus banderas,
Bajo la tarde, como ayer!…
Y me detuve emocionado
Ante aquel viejo carcamal
Estilizado
En el escudo nacional.
¡Viejo león que entre las rejas
Bostezando agitas la crin,
Sobre tus cejas
Sus arrugas puso el esplin!
El canguro antediluviano
Huyó con saltos de flin-flan:
Es australiano
Y tiene trazas de alemán.
Temeroso esconde las crías
En el buche de acordeón:
Antipatías
Tiene el canguro, de embrión.
El tigre se agita ondulante
Tras los hierros de su cubil:
Belfo tremante:
Garra rampante y ojo hostil.
¡Qué triste el oso se espereza
Sobre las pajas de su coy!
¡Cuando bosteza
Recuerda al Conde de Tolstoy!
Tiene un gesto de omnipotencia
El leopardo bengalés,
La impertinencia
De su gesto dicta al inglés.
Sonríe el lobo. Tras la reja.
Con un guiño de curial
Rasca la oreja
Y la estameña del sayal.
Y la romántica jirafa,
Solterona que bebe hiel,
Las rosas chafa
En la cúpula del laurel.
¡Arquitectura bizantina,
Imposible de razonar,
De la divina
Silueta de Sara Bernhardt!
Un disparate pintoresco,
Maravilloso de esbeltez,
El arabesco
Del caballo del ajedrez.
Ruge encendida la pantera
Su ensueño de arenas y sol,
Sabe la fiera
Un aljamiado de español.
Recuerda el índico elefante
Los bosques sagrados de Anám,
Sueña el gigante
Como un fakir ebrio de bahám.
Meditaciones eruditas
Que oyó Rubén alguna vez:
Letras sánscritas
Y problemas del ajedrez.
¿Viejo elefante de Sumatra
Sueñas acaso con Belkis,
Con Cleopatra,
O con un circo de Paris?
¿Añoras la torre guerrera
Sobre tus hombros de titán,
O la litera
De las reinas del Indostán?
¡Tú, que a mi musa decadente
Brindas la torre de marfil,
Resplandeciente,
Como una torre de las Mil!…
Encumbrado sobre una rama
El triunfo del pavo-real,
Es una llama
Del Paraíso Terrenal.
Un ensueño de surtidores,
Un cuento de viejo jardín
Con los olores
De la albahaca y el jazmín.
¡El negro opio de la China,
Sabe tu verso ornamental,
Ave divina
De un Paraíso Artificial!
El mono acrobático salta
Y hace del mundo trampolín.
Mima y esmalta
Cada salto con un mohín.
Y la cotorra verdigualda,
Retaleando su papel,
Luce una falda
Que fue de la Infanta Isabel.
Feminista que disparata
En la copa del calamac,
Bajo su pata
Las ramas secas hacen crac.
Y a Dionisio Aereopagita
En penitencia sobre un pie,
Desacredita
La cigüeña falta de fe.
Caricatura del milagro,
En un fondo de azul añil
Esprime el magro
Y cabalístico perfil.
Sobre una pata se arrebuja,
Y en el tejado hace oración,
Como una bruja
Que escapó de la Inquisición.
Esponja el flamenco la pluma
Y su absurdo monumental
Trémulo esfuma
Sobre dos rayas de coral.
La cabra dibuja una aldea,
Dando vaho de la nariz.
¿Es de Judea
La aldea o de Arabia Feliz?
La cabra contempla la vida,
Con los ojos muertos de luz,
Una dormida
Visión de Oriente en el testuz.
Y el cocodrilo faraónico
Las fauces abre en el fangal
Al sol, que irónico
Hace llorar su lacrimal.
¡Olvidada Casa de Fieras,
Con los ojos de la niñez
Tus quimeras
Vuelvo a gozar en la vejez!
Muere la tarde. -Un rojo grito
Sobre la fronda vesperal.
Y abre el círculo de su mito
El Gran Bestiario Zodiacal.
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