El Brigadier Topete, Capitán del Puerto, salía al verde mirador de su despacho y estudiaba el horizonte. Premeditaba excusarse del pacto con las alborotadas demagogias, y contraía sus esperanzas a la Rosa de los Vientos. La Escuadra, surta en bahía, alarmaba sus escrúpulos:
-¡Cuatro bandazos de Levante, un pretexto para ponerse a la capa y a salvo el honor de la Marina! ¡Mi responsabilidad es enorme!
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