Con el primer bandazo había surgido la partida de monte. Llevaba la banca el Pollo de los Brillantes: Eran puntos los hermanos del triángulo, los militares, el clérigo sin licencias y varios desconocidos del pasaje que hacían la oreja. El Hermano Claudio Nerón -Paúl y Angulo- sobresalía por sus puestas. Apuntaba contra los reyes y jugaba en las sotas: No cobraba ni perdía sin darse un latigazo del néctar jerezano. Estaba pendiente en el descarte de un entres, cuando el camarero le entregó un papel misterioso. En pie, dando lumbre a la tagarnina, cobró su puesta y salió a la noche multiplicada de estrellas en el salsero de las ondas. Caía la luna sobre la obra muerta y destacaba el bulto de un hombre recostado en la amura de babor. Paúl y Angulo se acercó con desconfianza cegatona:
-¿Eres Fermín?
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