Fue interrumpido el canto por la llegada del Marqués de Galián, en la tertulia. Venía por su hija. Era un caballero viejo, alto y flaco, con una hermosa cabeza de retrato antiguo, y cierta apostura caballeresca en toda su persona. Entró tan presuroso, que un criado le seguía sin poder tomarle de los hombros la capa española, donde abría sus lises sangrientas la cruz de Santiago. Se detuvo jadeante.
-¡Gran noticia! En Sagunto las tropas han proclamado rey al Príncipe Alfonso.
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